Antes de que el covid llegara a nuestras vidas, por allá por enero de este mismo año me mudé. Fue una bendición, porque pasé de vivir en un apartamento de 14 metros cuadrados a vivir por fin en una casa. Estuve 4 años así, ahorrando en una cuenta aparte para poder llegar a esa meta, nada fácil la verdad, y en más de una ocasión tenía que sacar algunos ahorros, porque me quedaba sin trabajo o pasaba alguna emergencia.
Pero, gracias a mi perseverancia y a que conseguí un mejor trabajo, pude reponerme de esas situaciones y ahorrar para comprar una vivienda propia. Muy práctico y todo, pero hay cosas que no te dicen cuando te mudas solo. A ver, en el apartamento no había mucho que rellenar, literalmente cocinaba donde dormía, por lo que, no tenía sillón, sofá ni nada por el estilo, la mesa, las sillas y la cama, casi que todo en el mismo sitio. Pero cuando tienes una casa, ya tienes el espacio suficiente para hacerte un poco más de vida.
Convengamos, ahora sí, con el detalle que quería hablaros: conseguir muebles baratos y estéticos no es una tarea tan sencilla. A ver, muebles baratos hay, por supuesto, pero no siempre van con el gusto de cada quién, a ver, hay personas que en serio ponen lo que sea, pero en mi caso no. Si os interesa saber como terminó esta historia, bueno, pues, compré un juego bastante chulo, me gusta como queda, está guapa... Lástima que debido a la cuarentena, tuve que esperar un poco para poder recibir visitas...

Así que, para todas las personas que me han leído, quiero daros las gracias y espero que este post os ayude un poco a daros cuenta (me refiero a los jóvenes) que salir a la calle a haceros con su propia casa no es fácil, pero tampoco imposible.