¡Muy buenas a todos! Hoy os vengo a contar una historia bastante hilarante, o cuando menos curiosa, que cada vez que me acuerdo me da por echarme unas risas solo. A ver, os cuento, en un momento de mi vida, cuando tenía 24 años, estaba de nuevo en un trabajo, en donde me pagaban bien la verdad, no tengo quejas de él, pero como siempre fui aficionado a la música, todo el dinero que me sobraba me lo gastaba en equipo, ya sea una tarjeta de sonido, pedaleras, instrumentos, micrófonos, cables, etc.


Así que nunca me gastaba dinero en otras cosas, de hecho, no he cambiado de coche desde aquel trabajo, pero es porque yo soy muy modesto con los vehículos, mientras me sirva, yo bien. Pero cuando uno es más joven le da mucha importancia a esas cosas, así que una vez, nuestro jefe nos invitó a una fiesta, donde estábamos puros compañeros de trabajo, así que, sin pensarlo dos veces, contraté un servicio de alquiler coches de primera gama, para poder lucirme con mis compañeros.


La verdad es que, durante muchos años, me daba un poco de vergüenza contar esta historia, porque siento que actué muy inmaduro, pero son vivencias, son situaciones que uno tiene que pasar para poder crecer.