Si Al Capone o alguno de sus secuaces levantara la cabeza se sentiría humillado y menospreciado en su "honorable" actividad; vamos al caso: hoy salgo al paseo vespertino y me doy cuenta de que bajo sin un duro en efectivo, ¿y si me quiero tomar una cañita?, pués ni corto ni perezoso hecho mano del bolsillo y he ahí que está la tarjeta Master Card, me voy al cajero de mi sucursal y, mala suerte, está inactico; no pasa nada, al lado hay otro (de otra entidad), se la meto (con perdón) y tecleo 40 Euros, en unos segundos la pantallita me dice que la operación tiene una comisión de 3,50 Euros, me faltó tiempo para cancelar; hace muy poco en una situación similar me calcaron una comisión de 0,40 Euros, que ya me parece bastante. No sé ni quiero saber si es práctica habitual y todas las entidades actúan de la misma manera, sé que en todo caso cuentan con el beneplácito de los linces avispados que dirigen el cotarro. Aquí no hay batallitas del abuelo ni conjeturas de descontentos, estamos ante la puta realidad, nadie dice nada y por supuesto, nadie se sonroja, pués ¡pa dentro! y sin vaselina.
Saludos y guardaos los cuartos traseros.