Poco me parece oiga. Ocho partidos por las collejas de Simeone al asistente y por su expulsión ante el Real Madrid, que ya está bien hombre. ¿Qué se ha creído el argentino? ¿Que puede venir a España y poner patas arriba el fútbol poniendo en peligro el 'status quo'? Venga hombre. Que ha costado mucho montar todo esto como para que un equipo como el Atlético, que no es más que un 'equipillo', ni siquiera el mejor club del siglo XX, que no tiene ‘samarretas' por bandera ni camisetas fucsia eléctrico, venga ahora a tocar las narices ganando Copas, Ligas y Supercopas.
Aclaración para aquellos lectores que leen los textos con anteojeras, como los caballos de tiro de las calesas, el párrafo anterior era irónico.
Dicho lo cual varias cuestiones. La primera, que Simeone merecía ser sancionado por lo que sucedió. No hay excusa. Miren, ya lo dijo él mismo, "el que se equivoca debe pagar por ello". Y él se equivocó, bastante. Y como consecuencia recibe un castigo. Una vez aclarado este punto, los peros. A uno le da la impresión de que había que dar ejemplo y Simeone es el elegido. ¿Por qué creo que había que ejemplificar con él? Porque, con Mourinho, en la misma situación (la de acabar un partido viéndolo en la grada tras ser expulsado) su actitud no tuvo consecuencias. O porque, por ejemplo, el gran Ángel María Villar se sacó un indulto de la manga (a cuenta de su reelección al frente de la Real Federación Española de 'Fúrbol'), así en plan rey absolutista, para el luso cuando éste le metió el dedo en el ojo al fallecido Tito Vilanova.
El problema de todo esto es el clima que se está construyendo en torno al entrenador sudamericano, el de 'enemigo público'. Con Costa fuera del Atlético alguien tiene que tomar el relevo en al acerbado sentido del oído que algunos le tienen al equipo rojiblanco, y ése no es otro que el Cholo. Porque él personifica a la perfección lo que muchos no quieren, un personaje que quiere a su equipo, que no se rinde ante el poder establecido, que no se conforma, que con sus medios lucha y que encima es capaz de tener éxito. Un tipo que denuncia cuando los horarios son una locura, que se queja del reparto de los derechos de televisión, que recuerda que la Liga es aburrida… Vamos, un tipo peligroso.
Creo que nadie justifica lo que hizo el Cholo (porque no se puede), las collejas a un colegiado son imperdonables. Sin embargo y no trato de darle argumentos, uno no salta así por nada, la actitud del contrario (un pelotazo cerca del banquillo, por ejemplo) o las circunstancias (los nervios o un arbitraje con un extraño sentido de la equidad a la hora de repartir faltas y tarjetas, por ejemplo), pueden explicar una reacción pero no la justifican. Ahora, el preparador colchonero tendrá que asumir las consecuencias, qué duda cabe. El problema de todo esto no es que se castigue a Simeone, aunque su sanción sea desmesurada por lo visto en los últimos años, el problema es que los órganos encargados de repartir justicia en el fútbol son arbitrarios e impredecibles. No hay principio de seguridad jurídica. Usted puede estar seguro de que le va caer la del pulpo si un árbitro se inventa en un acta algo, como le sucedió a Guardiola en su día, pero si las cámaras demuestran que ha utilizado a un defensa rival como saco de Boxeo, como hace Cristiano con Godín, entonces, a aquellos que han de impartir justicia ni están ni se les espera. Pero vamos, que yo, aún así, esperaré a ver qué sucede con la agresión del madridista. Eso sí, esperaré sentado si ustedes me lo permiten.
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