Espero que se haya percibido, no me cabe duda de que tú sí, la ironía acerca de mi fé en las profecías apocalípticas, ya provengan de una interpretación del calendario Maya o de cualquier otro lugar, léase libro sagrado de cualquier religión, en el que sus sesudos estudiosos e intérpretes tienen el valor (o la inconsciencia) de ponerle fecha a los grandes acontecimientos predichos (según ellos) por la deidad de turno. Profetizar el fin del mundo, por lo menos tal como lo conocemos es muy fácil, yo personalmente asumo esa profecía con la total seguridad de no equivocarme; lo de ponerle fecha concreta y precisa ya es otra cosa, hay que tenerlos cuadrados o las neuronas sin pasar la ITV para atrevimientos de tal magnitud; claro que pensándolo bien, el problema no es el estado alterado de conciencia del que se atreve a lanzarlas sinó del lerdo que les da crédito.