Hace un par de días cuando llegué a casa me encontré una carta del Gobierno de Aragón dirigida a mi asociación. La verdad es que no me gustó nada, ya que normalmente cuando las administraciones se acuerdan de nosotros no suele ser para nada bueno, máxime teniendo en cuenta lo acontecido recientemente en Salburua con el ya tristemente famoso somormujo.
Pues bien, abro la carta y casi me caigo del sofa...
En 2003 se aprobó por las Cortes de Aragón la Ley 11/2003, de 19 de marzo, de Protección Animal. En ella se regulaba el tema de los Núcleos Zoológicos, aunque su desarrollo reglamentario se delegaba al Gobierno de Aragón. De nosotros, los canaricultores, la referida ley no hacía mención alguna; según parece gracias a la intervención de un cualificado aficionado, veterinario y profesor universitario, que tenemos la suerte de tener en Zaragoza.
Tres años después de la publicación de la Ley, nos mandan el anteproyecto de Reglamento de Núcleos Zoológicos y otros alojamientos de animales como parte interesada y para que aleguemos lo que a nuestro Derecho convenga.
Cierto es que este es un trámite preceptivo cuando se va a elaborar una norma jurídica de aplicación general, lo curioso es que nunca antes, que yo tenga constancia, se nos había hecho partícipes a las asociaciones ornitológicas de Aragón en el trámite de audiencia administrativa de las disposiciones generales que nos pudieran afectar.
¿Es casualidad que se hayan acordado precisamente ahora de nosotros y que el trámite de audiencia se haga en pleno mes de julio? Creo que no.
El problema del anteproyecto es su ambigüedad, ya que sin hablar de nosotros, los canaricultores u ornitocultores, sí se dan unas pautas para determinar quién está dentro del ámbito de aplicación de la norma; y, desgraciadamente, de aplicarse a rajatabla, muchos aficionados estarían dentro. Además de la indefensión a la que la ambigüedad de la norma nos condena, al dejarnos completamente a merced de la eventual interpretación normativa del funcionario de turno en el supuesto de una eventual inspección o denuncia.
Los requisitos necesarios para ser núcleo zoológico u otro de los tipos de alojamientos regulados son de tal magnitud que estimo que en Aragón sólo podrían cumplirlos una docena de aficionados, y con problemas.
Hemos puesto el tema en manos del mismo aficionado que nos ayudó hace tres años para ver si podemos salvar esta "bola de partido", ya que en caso contrario muchos criadores, cuando el reglamento se apruebe, pasarían a la clandestinidad con todo lo que ello supone.
La verdad es que aunque confío plenamente en que al final encontraremos una solución satisfactoria a este problema, leyendo la "carta al director" de Emilio Moreno que aparece en las páginas 49 y 50 de esta última revista "Pájaros", veo que Aragón no es la única Comunidad con la "espada de Damocles" sobre la cabeza de sus canaricultores.
Sabíamos que, tarde o temprano, todo esto pasaría, pero llega en el peor momento posible haciendo buena, una vez más, la archiconocida "Ley de Murphy".
Agradecería que si alguno de vosotros ha pasado ya por este "mal trago" en su Comunidad Autónoma compartiera con nosotros su experiencia