EL RUISEÑOR DEL JAPÓN, LEIOTRIX JAPONÉS O LEIOTRIX AMARILLO
(Leiothrix lutea)
El ruiseñor del Japón es un ave muy común en tiendas de animales, aunque no hay muchos criadores especializados en la especie, tal vez debido a sus hábitos alimenticios. Es un pequeño ave de unos 15 o 16 centímetros de longitud (aproximadamente como un canario normal), de gran corpulencia. El color es igual en machos y hembras que tienen una librea grisácea en el dorso y la cabeza así como la cola, siendo la parte del pecho y babero de color amarillo anaranjado, encontramos también estos colores en las alas y obispillo. El pico es anaranjado y muy largo, adaptado a su alimentación insectívora. Las patas son de color carne, y los ojos marrón oscuro. He leído y escuchado informaciones al respecto de variedades de color pero no he visto ningún ejemplar que presentase esas características.
El método más eficaz para encontrar una pareja autentica es comprarlos a un criador especializado o en un comercio que ofrezca garantías (cosa poco frecuente). La única manera 100% segura de conocer el sexo de estas aves se basa en que los machos cantan de manera espectacular mientras las hembras tan solo emiten chillidos. Personalmente utilizo otro método para sexar a estas aves, según otros compañeros a los que consulte los machos presentan unos reflejos dorados en la zona de superior de los ojos en una banda clara, siendo en las hembras casi imperceptible. Es una forma que aun dando buenos resultados, pues no tenemos que esperar a que quieran cantar, tiene un problema; ningún pájaro es igual a otro pudiendo tener diferentes tonalidades y dependiendo de la edad de cada ejemplar, época del año, estado de muda... el color puede modificarse. Por lo que hay que tener una destreza amplia en esta técnica para determinar a un ave aislada. Por el contrario en una jaula con varios ejemplares de la misma remesa se pueden escoger aves con las " cejas " más amarillas que serán los machos y otros que apenas presenten coloración que serán hembras, descartando los de termino medio. La alimentación de estas aves en cautividad es radicalmente diferente a las aves que he tratado antes en otros artículos, estos ruiseñores se alimentan de insectos y frutas, en cautividad nos serviremos de buenas pastas de insectívoros y las de cría de canarios (yo prefiero que sean húmedas pues llevan menos trabajo que las secas y parecen resultar más apetecibles), una aportación a la dieta de estas aves de insectos como gusanos de la harina que pueden encontrarse en tiendas de reptiles o cualquier otro insecto será bien acogido por los pájaros. Recuerdo que la época en la que yo tuve a estos pájaros era imposible encontrar insectos vivos, y mis ruiseñores se alimentaban de las moscas que pasaban junto a su jaula, a las que como perros de caza esperaban quietos y capturaban al vuelo, también de tarde en tarde les ofrecía saltamontes que comían con gran deleite. La fruta es otro elemento importante en la dieta de estas aves, media naranja (cortada como para exprimir, es decir cortando los gajos a la mitad) para cuatro aves dura una mañana, es curioso el hecho de que dejasen de la naranja la cáscara y la piel de los gajos. La pera, la manzana, la granada, la zanahoria, y el pepino son también muy apreciados por estas aves. También disponían de mixtura de periquitos y canarios que nunca comieron. Puede deducirse de lo anterior que las heces de estas aves son muy liquidas y de desagradable olor como los minaes y otras aves insectívoras, por lo que la limpieza de los habitáculos debe ser casi diario. El agua deberemos cambiarla a diario como siempre recomiendo más si cabe por los excrementos. Agradecerán una bañera o un baño con pistola atomizadora (el mismo sistema de los sprays y perfumes) Son aves de carácter tímido, muy activos, y su canto muy fuerte (tened en cuenta a los vecinos). Por su carácter tímido es preferible tenerlos en pajareras con vegetación tupida donde puedan esconderse y hacer ejercicio, en este caso el suelo podemos cubrirlo de tierra que será renovada o removida cada cierto tiempo. Toleran bien a otras aves como canarios, mandarines, isabelitas... pero solo fuera de la época de cría de ambos pues si ellos crían se vuelven más nerviosos y agresivos, y si crían otras aves suelen hacer incursiones en los nidos comiendo a los polluelos recién nacidos, supongo que confundidos con insectos. Es por ello que tuve que deshacerme de los ruiseñores. En mi caso, adquirí dos machos como pareja, pues parece practica habitual que solo vendan machos en las tiendas para dos cosas, no se consiguen criar y así no baja el precio y segundo para que todos los machos canten, que es uno de los fines perseguidos por la mayoría de los particulares que compran un ejemplar. Al tener dos machos tuve que encargar dos hembras, que junto a los dos machos anteriores ubique en una pajarera interior de dos metros de alto, 1,80 m de largo y 0,70 m de ancho con abundantes ramas de Retamas (genero Genista) y ramas de ciprés, donde construyeron un rudimentario nido con ramitas de escoba que ellos cortaron, donde pusieron 4 huevos azul verdosos con motas marrones, por un desgraciado accidente el nido se rompió y las aves no pudieron llevar a cabo la cría y mas tarde una hembra que se escapo de la jaula choco con un cristal incrustándose el pico en el cráneo muriendo en mis manos, cosa bastante desagradable por cierto. Esto sumado a su afición a comerse pollos de diamantes y el reducido espacio me hizo que los cambiase por otras aves. Terminando así mi experiencia con estas aves de potente canto y vivaz comportamiento.
Aun terminando así mi fugaz historia con estas aves, tengo amigos que criaron asegurándome que los pollos requieren un suministro importante de insectos, los jóvenes salen del nido de color grisáceo y tras unas 15 semanas aproximadamente adquieren los colores de los ejemplares adultos.
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Mario Cardaño