Por Juan Regulo Perez
EL CANARIO, AVE MACARONESICA
NOTICIAS BIO-HISTORICAS
II Coloquio de Historia Canario-Americana (1977)
En su redacción actual, esta comunicación se beneficia, con leves cambios y ampliaciones, de las observaciones que se me hicieron con motivo de la exposición oral de que fue objeto en la inauguración del II Coloquio de Historia Canario-Americana organizado por la "Casa de Colón" de Las Palmas de Gran Canaria, del 7 al 11 de octubre de 1977. Gustoso reitero mi sincera gratitud a todos, especialmente a los profesores Ballesteros, Ladero, Lobo, Blanco y Siemens.
Hace algunos años, estando yo en Yugoslavia, un ornitólogo de la Universidad de Zagreb me pidió un artículo, de tres o cuatro páginas, acerca del canario, con atención preferente a su historia isleña y a la supervivencia actual, para una revista de su especialidad. Un poco alegremente le dije que procuraría hacerlo y enviárselo cuando regresara a Canarias. Pero, al intentar cumplir mi promesa, y una vez consultados los más conocidos ornitólogos insulares y los historiadores locales más prestigiosos, me hallé con la sorpresa de que nadie, absolutamente nadie, se había ocupado, en Canarias, seriamente, de este tema concreto. O, por lo menos, hasta ahora no he hallado nada a este respecto.
Acuciado por esta carencia de una monografía biohistórica acerca del más famoso de nuestros pájaros indígenas, empecé a ocuparme del tema con cierta insistencia, a consultar bibliografía ornitológica e histórica y a anotar todo lo referente a nuestro canario. Así, entre otras muchas noticias, hallé que a finales del siglo XIX Alemania producía unos 800.000 canarios al año, de los que unos 300.000 iban a América, en lotes de a 10.000, cada uno de estos lotes a cargo de un cuidador especializado. Y averigüé, asimismo, que ya, en 1556, el canario había llegado a Perú, según nos cuenta el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales, y que, según el Padre Vasconcellos, en su Vida do P. Anchieta, a éste, natural de Tenerife (traduzco), "le llamaban el canario, por alusión a su patria, y por el pájaro que más agrada a los oídos de los hombres", afirmación que recoge también el Padre Antonio Franco, en su libro Vida do Admirável Padre José de Anchieta, con estas palabras (traduzco): "Tenía tal aire y alma, tanto espíritu y gracia y suavidad, que por antonomasia lo llamaban el Canario, por alusión a esta ave a la cual las Islas Canarias dieron su nombre, o ella a las Islas, y la melodía del canto y el aprecio en que se la tiene".
Al ser invitado a participar en el II Coloquio de Historia Canario Americana, me pareció que no estaría fuera de lugar presentar un resumen, reducido a una extensión ocho o diez veces menor que el estudio completo, ya en la fase de borrador (y sin ningún aparato bibliográfico aquí, naturalmente), de lo que he logrado averiguar a este respecto. Pido disculpa, si en algo no he logrado ser lo suficientemente explícito, debido a la concisión; pero anticipo que, cuando la monografía aparezca in extenso, todas y cada una de sus afirmaciones tendrán su aval o referencia adecuados, amén de dibujos y documentación gráfica.
Canario ancestral "de monte" como se le conoce en las Islas Canarias. De él descienden todas las razas de Canarios domésticos existentes en el mundo. (Foto: J. Moreno)
Cualquier intento de explicar la avifauna canaria ha de ligarse, necesariamente, al origen del Archipiélago y a sus condiciones fitoclimáticas. Canarias, junto con Azores, Madeira, Salvajes y Cabo Verde, constituyen una unidad biogeográfica denominada Macaronesia, hapología del griego . Tal término se debe a los investigadores Webb y Berthelot; lo acuñaron para su Histoire Naturelle des Iles Canaries, Paris, 1836-1844, sobre el nombre poético que los helenos dieron a Canarias, "las islas de los bienaventurados".
Dos son las teorías más importantes acerca del origen del Archipiélago Canario: la que afirma que las Islas estuvieron unidas al continente africano, y la que niega rotundamente tal conexión y les atribuye un origen volcánico. Sin entrar, en este resumen, en los fundamentos de cada una de estas hipótesis, en el estado actual de la investigación se puede afirmar que las Canarias, con toda probabilidad, son de origen oceánico y que nunca estuvieron unidas a Africa.
Desconocemos los cambios climáticos operados en la prehistoria de Canarias, aunque haya razones para suponer que sus fluctuaciones serían similares a las de Berbería, por lo menos en sus características principales. En la actualidad, las Islas gozan de un clima muy peculiar y heterogéneo que podemos considerar como subtropical y de tipo mediterráneo. Esto se debe fundamentalmente a dos factores esenciales: los vientos alisios y la corriente de Canarias. Teniendo en cuenta estos factores, a los que se unen la altitud de las Islas y su orientación, se pueden señalar diversas zonas climáticas insulares. Pero, a causa de su accidentada orografía, con numerosos barrancos, montañas y otros accidentes, así como a la distinta constitución de suelos y rocas, se da la circunstancia de que las condiciones climáticas son variables en una misma cota. Por ello en Canarias existe una infinidad de microclimas que posibilitan y condicionan la presencia de biocenosis vegetales de composición distinta a la dominante en la zona, las cuales juegan un papel importante en el mantenimiento y desarrollo de otros grupos vivientes. Estas circunstancias contribuyen, de forma clara y notable, al desarrollo y evolución de las especies existentes.
Así, debido al origen volcánico de las islas macaronésicas, y a sus distancias respectivas del continente, no es probable una colonización de aves y plantas continentales, y en muchos casos se puede afirmar que es imposible. No obstante, las Canarias poseen una flora y una fauna relativamente ricas y variadas. Veamos cuáles son nuestros conocimientos al respecto.
Según nos dicen los análisis de los geólogos, paleontólogos y biólogos sobre los fósiles y otros restos prehistóricos, el poblamiento biológico de Canarias tuvo lugar en la época terciaria, esto es, en un período de tiempo que va de sesenta a veinticinco millones de años antes de nuestra época. Durante muchos milenios a habido una inmigración espontánea de plantas y aves, de muy variada antigüedad. Si calculamos, teóricamente, que en cada milenio llegó a las Islas, por azar, una especie, en cincuenta millones de años, que es el techo temporal máximo que alcanzan las especies más antiguas de que nos han quedado huellas, tenemos más que suficiente para un poblamiento biológico mucho más denso que el que presentan los archipiélagos macaronésicos. En estas circunstancias, el tiempo es un factor que tiene un significado fundamental. Por lo demás, en tan largo período han tenido lugar transformaciones ecológicas que han dado lugar a nuevas especies, de una parte, y, por el contrario, a que otras hayan conservado sus características arcaicas apenas modificadas.
Evolución divergente a partir del Canario domestico: A la izquierda Canario gigante ingles "Yorkshire", de 18 cm. y a la derecha Canario "miniatura" "Raza Española", de 11 cm. (Foto: "Club Raza Española).
Pero dejemos a geólogos, paleontólogos, biólogos y otros naturalistas los problemas de encontrar las claves de la colonización biológica de Canarias, y pasemos a la avifauna isleña, y especialmente a su representante más famoso, el canario. Mas, antes de ocuparnos del canario por separado, vamos a presentar algunas generalidades de nuestra avifauna insular.
Las Canarias poseen hoy una avifauna dominantemente paleártica, en parte más afín a la de Europa occidental que a la de Berbería. Sólo las islas de Cabo Verde, entre las niacaronésicas, tienen un mayor número de elementos etiópicos. No menos de veinte especies que anidan en Canarias son de carácter paleártico europeo, y varias de ellas, localizadas en las Islas centro-occidentales, son propias de bosques y otros hábitat que contrastan violentamente con los áridos ambientes que hoy prevalecen en la vecina Africa continental. Entre ellas, el milano real, el gavilán, el águila ratonera, la chocha perdiz, el búho chico, el pico picapinos, el petirrojo, la curruca capirotada, el mosquitero común y el reyezuelo sencillo, por mencionar sólo las más sorprendentes. Se registra la circunstancia de que varias de ellas no anidan en Berbería, y alguna ni siquiera en el sur ni centro de Iberia.
¿Cómo explicar este fenómeno de una avifauna palcárlica, cuyos parientes más próximos anidan en el norte de Iberia y aún más al norte? Este fenómeno puede explicarse, en primer término, por el clima atlántico de que goza el Archipiélago, con vegetaciones y hábitats adecuados; pero es razonable suponer asimismo, que dicha característica guarde relación con situaciones ambientales pretéritas, más húmedas y frías que las actuales en el noroeste y oeste de Africa, durante los períodos glaciales, cuando estas zonas del continente tuvieron un clima distinto del que hoy reina en buena parte de Iberia, o incluso de Francia. Se facilitaría así el salto colonizador a partir de los litorales africanos más próximos a las islas atlánticas. Pero si se tiene en cuenta que algunas de las especies de la avifauna canaria las constituyen aves muy migradoras, el éxito de la colonización pudiera deberse, a migrantes oriundos de lejanas latitudes norteñas.
Sea como fuere, las Canarias cuentan, en primer lugar, con un pequeño grupo de especies endémicas que, en cierta manera, comparten con las restantes islas macaronésicas: la paloma turqué, la paloma rabiche, el vencejo unicolor, el bisbita caminero, la tarabilla canaria, el pinzón del Tende y el canario. No es fácil decir cuál pudo ser la especie madre continental de cada uno de estos interesantes endemismos insulares. Las dos palomas canarias podrían haber evolucionado a partir de sendas invasiones de una paloma torcaz continental. El vencejo unicolor derivaría de un vencejo pálido. El bisbita caminero desciende, muy probablemente, de un bisbita campestre. La tarabilla canaria, de la tarabilla común. Y el canario, a partir de un antiguo verdecillo continental.
Tuvo que promediar un gran curso de tiempo para que las poblaciones correspondientes, circunscriptas a las Islas, evolucionaran hasta alcanzar el grado de nuevas especies. Quizá las inmigraciones originarias acaecieron ya antes de o durante el primer período glacial, esto es, hace unos dos millones de años. Entre el terciario y el cuaternario hubo un período frío que obligó a las aves a emigrar. Pero estas migraciones debieron de haber tenido lugar en distintas épocas, porque, por ejemplo, el pinzón del Teide, de color azulado por su asociación al medio, ha evolucionado hasta transformarse en una especie nueva, con individuos mayores que los pinzones ordinarios. Después, cuando llegaron otros pinzones, los que habían venido primero eran ya tan distintos, que no fue posible la hibridación. Si la hibridación hubiera sido factible, tendriamos una sola especie uniforme, hecho que no se ha producido.
En consecuencia, podemos afirmar que nuestro pájaro, el canario, constituye una especie nueva, cuyo prototipo hay que buscarlo en el verdecillo continental. Este tuvo su hábitat en la parte sur de la región paleártica. Ello, si no es que tanto el canario como el verdecillo continental proceden de un prototipo común, ya desaparecido, y del que evolucionaron independientemente amibas especies.
Como es sabido, el canario es un pájaro de un tamaño medio de 12,5 cm. El macho es de color amarilloverdoso en la frente, región superciliar, garganta, pecho y rabadilla; tiene un bajo vientre y las intracoberteras caudales de color blanco, el rostro grisverdoso y salpicado de negro, remeras grises, coberteras verdeamarillentas y timoneras grises orilladas de amarilloverdoso. La hembra es de colores más apagados. Habita en campos, cultivos, barrancos donde abundan las higueras, montes de coniferas y laurisilva. En estado natural vive sólo en El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria. Anida en pinos, laureles silvestres, tagasastes, brezos, etc. Se alimenta de diversas sustancias vegetales, tales como yemas de plantas, semillas, granos y, sobre todo, higos, que son muy de su agrado. Puede vivir hasta 1.800 metros sobre el nivel del mar. En días muy calurosos se baña varias veces en fuentes, charcos limpios y corrientes suaves. De ordinario se le ve formando bandadas, que no es raro superen los cien individuos en las zonas del norte de La Palma. El canario es fácil de domesticar. Y si por el brillo de sus colores en modo alguno puede competir con el periquito, el canario tiene, por el contrario, un canto vigoroso, con gorjeo trinado y armónico, que sólo cede ante el ruiseñor. El canario alcanza una edad media de unos doce años.
Por su bello aspecto y por su canto privilegiado, los primeros conquistadores de Canarias, al comienzo del siglo XV, los normandos Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle, y sus acompañantes, llevaron a Europa los primeros ejemplares, ya en el primer decenio del siglo XV. Un poco después los marinos portugueses de don Enrique el navegante (quien, a pesar de su título, nunca navegó) ocuparon Madeira alrededor de 1420, de donde llevaron a su príncipe ejemplares de estos pájaros cantores. Al parecer, el primer rey que poseyó canarios fue Enrique III de Castilla; se los llevó su vasallo feudal, el citado normando Jean de Béthencourt. Parece ser que fue este mismo barón Béthencourt, quien llevó los primeros ejemplares a Francia, y se los regaló a la reina Isabel de Baviera, esposa del rey Carlos VI de Francia. Esto ocurrió cuando el noble normando decidió hacer su segundo viaje de Canarias a Francia en 1410. Béthencourt nunca más volvió a su feudo canario.
Verdecillo (Serinus serinus). Es el pariente silvestre más cercano al Canario, do cual, sin duda desciende. (Foto: J. Moreno).
En las cortes europeas se empezó a apreciar el canto de los canarios, y así ya durante el siglo XV, pero, sobre todo, en el XVI, hubo hombres en Canarias que enjaulaban estas aves para su exportación. Según consta en numerosos documentos notariales inéditos que se custodian en los archivos históricos de Canarias, en el Archivo General de Simancas y en varios archivos europeos, los canarios se exportaban masivamente a Madrid, Barcelona, Flandes, América, etc. Alexander Von Randa nos ha documentado cómo, desde Barcelona, a través del norte de Italia, llegaban hasta Austria. Su precio era muy elevado dentro de la economía de la época. Un documento pasado en Canarias ante el escribano Diego de Alarcón, en 1546, nos dice que un "tratande de pájaros" vendió veinticinco docenas de canarios y dos canarios reclamos por veinticuatro doblas de oro. había ya en esta época especialistas en la cría de canarios, según se desprende de los contratos notariales. Las islas que exportaron en el siglo XVI fueron Gran Canaria y La Palma, aunque también hay menciones para Tenerife.
Conrad Von Gesner, en su libro Historia animalium, editado en Zurich en 1555, es el primer autor, que sepamos, que describe científicamente el canario, de acuerdo con los conocimientos de los naturalistas del siglo XVI. Von Gesner vio estas avecillas en un mercado de revendedores, cuando visitó París en 1534, y afirma que entonces se llamaba al canario, vulgarmente, auicula sachar¿ es decir, "pajarito de azúcar”. Esto se explica porque, a fines del siglo XV y en la primera mitad del XVI, las Canarias eran una región famosa por su exportación azucarera -hasta el punto de que en algunos lugares de Europa, y hasta en algunos mapas, a las Canarias se las llamaba Islas del Azúcar o País del Azucar-, y así se opinaba que estas aves vivían en las plantaciones de cañas, de las que se alimentaban, y que, por ello, cantaban tan dulcemente. Esta es la primera de las leyendas sin fundamento que entorno a nuestro pájaro se propagaron por Europa, pues el libro de Von Gesner tuvo mucha fama y se reeditó numerosas veces. No menos pintoresca es otra leyenda, según la cual el canario gustaba mucho de las uvas, y, por esto, en las épocas en que se alimentaba con esta fruta, cantaba con una inspiración y un vigor más acusados.
Canario "Lizard". Se tiene a estas razas de Canarios domésticos por una de las más antiguas, habiendo sido seleccionado en Inglaterra. (Foto: H. Müller).
Canario rubino. La Canaricultura moderna cuenta con una gran variedad de Razas e variedad de Canarios. (Foto: José Moreno).
A través de las pajareras de los reyes y de la alta nobleza, el canario se extendió primero por Francia y después por Inglaterra, Flandes y Europa central, y desde aquí por toda Italia. En seguida, los burgueses comenzaron a apreciar este pájaro y a negociar con él. La cría del canario se propagó y prosperó en Europa hasta tal punto, que ya no fue necesario continuar cazando, exportando y vendiendo el canario de la tierra, gracias a lo cual se han conservado hasta el presente en su atedio natural canario. Y esto aunque el libro más divulgado acerca de la cría de canarios hecho en españa, con 16 ediciones hasta el momento, debido al ornitólogo Leonardo Carreras, afirma que "su caza despiadada dio como resaltado, con tiempo, la total desaparición de los canarios de su primitivo estado de libertad en las selvas...''. Otra leyenda más.
Debido a su cria y cuidado en cautividad, junto con cruces y selecciones, el prototipo canario del ave se transformó profundamente, y empezaron a aparecer variaciones de color sobre las plumas de las alas y de la cola. Así, poco a poco, se produjo una mutación de todo el plumaje, hasta convertirse en amarillo. Al mismo tiempo, el cuerpo sufrió otras transformaciones, lo mismo que la disposición del plumaje. Los pajareros quedaron encantados con estas mutaciones, que consideraron -y con razon- muy valiosas. Al parecer, el primer pais que estableció la industria de la cría de canarios fue Flandes. Los flamencos, hombres lentos, laboriosos, amantes de la vida en el interior de su casa, lograron, después de cruces pacientes entre los ejemplares más característicos, nuevas variedades. Y cuando, debido a la ocupación española, en el siglo XVI, muchos flamencos debieron exiliarse, lo hicieron con sus canarios domésticos. Algo semejante a lo que se dio cuando las huidas en masa provocadas por la grandes guerras de 1914 y 1940, en que se veían sobre Ias carreteras de Europa jaulas con canarios, que los evacuados llevaban entre sus pertenencias más queridas. Los flamencos del siglo XVI emigraron principalmente a Inglaterra, y a partir de entonces hay en Gran Bretaña una tradición ininterrumpida de cría y cuidado de estos pequeños cantores. En la actualidad, las mayores industrias que se ocupan de la cría del canario se hallan en Alemania, Gran Bretaña, Holanda y Estados Unidos de Norteamérica. En Alemania, sólo en la región de Harz, muy famosa por su cría de canarios, se produjeron en 1930 más de 250.000 individuos, de los que se exportaron a América 200.000, a Gran Bretaña más de 30.000, y el resto a otros países. Hoy mismo la República Federal de Alemania es el primer productor mundial de canarios.
Ya hemos hablado más arriba de la leyenda de que el canario se alimentaba con azúcar y que por ello cantaba tan dulcemente; de la leyenda que le atribuyó un vigor especial para el canto cuando se alimentaba con uvas, y de la leyenda de su extinción en Canarias en estado silvestre. Ahora es Inglaterra el lugar donde se desarrollan dos nuevas leyendas acerca de nuestro pájaro dorado. Maree Legendre, ornitólogo francés, en un libro editado en 1962, nos dice que Sir Walter Raleigh regaló a Isabel I de Inglaterra, en 1580, algunos canarios, y que la reina comentó que su belleza no justificaba un viaje tan largo. A lo que Sir Walter replicó que esperara unos dias y que entonces se entusiasmaría con su canto maravilloso. No sabemos de dónde tomó el señor Legendre esta anécdota, que tiene, a nuestro parecer, todas sus apariencias de ser apócrifa, porque no sabemos que Sir Walter estuviera nunca en Canarias. Pudo haber adquirido los pájaros fuera de las Islas, pero en ningún tratado especializado de los que hemos consultado en las bibliotecas británicas se hace mención a este regalo, ni tampoco consta que la reina Isabel I de Inglaterra hubiera tenido canarios en algún momento. Es también el mismo señor Legendre, vicepresidente de la Sociedad Ornitológica de Francia, quien nos informa que la mutación en virtud de la cual el color original del canario se transformó en amarillo áureo se produjo en Inglaterra, y que, en consecuencia. Shakespeare pudo decir, en uno de sus poemas, para halagar a Isabel I, en cuya pajarera se había producido la mutación, que la mirada de la soberana era más fuerte que el sol del Atlántico, porque la reina, al mirar al pájaro, había convertido su color en áureo. Pero, una vez más, todos los sintomas confluyen para que podamos asegurar que esta afirmación es falsa. Hemos consultado la concordancia de todas las voces usadas por Shakespeare, donde hemos comprobado que el dramaturgo usó la palabra canary dos veces como nombre de cierto vino, y dos veces como nombre de cierto baile, pero nunca como nombre de un ave. Y en el monumental Oxford English Dictionary la más antigua documentación acerca del uso en inglés de la voz canary aplicada a nuestro pájaro data de 1665, es decir, de treinta y nueve años después de la muerte de Shakespeare. Apenas podemos comprender cómo un científico responsable, como seguramente lo es el señor Lagartera, pudo dar cabida en su tratado a tales informaciones apócrifas, sin tomarse el trabajo de comprobar su autenticidad.
El canario, como tantos otros animales, ha sido materia para leyenda durante los pasados tiempos. Se decía que el Canario si alimentaba de azúcar en estado silvestre, por lo que cantaba tan "dulce". (En la foto de H. Müller, un canario "Border Fancy" inglés.
Otra leyenda dice -y vamos por la sexta- que, durante el siglo XVI, un barco que navegaba entre España y Liorna, con muchos canarios enjaulados, naufragó en el golfo de Génova; pero que los marineros soltaron los pájaros antes de que el barco se hundiera, y que asi éstos se salvaron y se refugiaron en la Isla de Elba, donde fundaron una colonia, se reprodujeron y dieron origen a los canarios italianos. Esto es lo que nos cuenta Pietro Olina en un libro que publicó en Roma en 1622. Mas, aunque el hecho en si pudiera haber ocurrido, todas las probabilidades indican que se trata de un «mixtifori» de la realidad, a fin de explicar la existencia de los fringílidos indígenas del Mediterráneo. Las narraciones apócrifas tienen una fuerza peculiar que las transforma y les permite seguir viviendo. Porque todavía en 1973 -y llegamos a la séptima leyenda- el semanario británico «Cage and Aviary Birds» afirmó, en un articulo de fondo, que, si bien se supone que los canarios salvajes de los archipiélagos atlánticos son los antepasados de todos los canarios existentes, la verdad, en contraposición a tan arraigada opinión, es que estos pájaros no proceden de Canarias, sino que fueron importados. Según dicho semanario, un barco de vela que en Liorna cargó muchas jaulas con tales pájaros, encalló en Canarias y comenzó a hundirse; entonces un marinero libertó a los pájaros enjaulados, quienes, debido a esto, se multiplicaron en Canarias, y desde Canarias se propagaron a los demás archipiélagos atlánticos. Se trata, como puede verse, sólo de una metamorfosis de la leyenda de Olina. Porque los mitos, las leyendas -repetimos- tienen la piel muy dura, y nada hay más difícil de erradicar que una narración apócrifa recibida...
En la actualidad gran cantidad de "razas" o Variedades de Canarios pueden ser contemplados en los buenos concursos de Canaricultura. En la foto de J. Moreno, Canario Izabela Pastel Naranja Nevado.
La fama del canario se cimenta, como repetidamente hemos anotado y es notorio, en su canto, en el que, además, puede ser educado. Sin entrar en detalles de cómo se los educaba antiguamente con organillos, y hoy por otros medios, especialmente en Alemania y en Estados Unidos, mencionemos que la primera referencia extensa que conocemos, hecha por Juan Bautista Xamarr6, en su libro Conocimiento de las diez aves menores de jaula, su canto, enfermedad, cura y cría, aparecido en Madrid, en 1604, en el capitulo «De la naturaleza y propiedad del canario», dice:
«La más música destos es del ruiseñor y mucha del pardillo; y si no tuviera dos faltas, la primera chirrear y la segunda que hace chau, chau, y tuviera las quexas tan gruesas como el pardillo, fueran tan buenos como el pardillo. Tienen estos pájaros en la música muy suaves vueltas, ansí dentro como fuera dela música; y que de la misma manera tienen un chau, chau, muy gracioso con su chuin y qui, qui y vis, vis; y, en suma, contrahace en mucha aorte de su música al pardillo y en todo lo demás al ruiseñor. Y para que sean perfectamente buenos han de ser muy continuos y muy largos en el canto y no en la vuelta, sino en muchas juntas y muy largas. Si este pájaro alzara tanto la voz como el ruiseñor fuera más estimado que él. Porque éste canta todo el año y los ruiseñores poco más de tres meses al año.”
Desde fines del siglo XVI, la cria del canario, como dejamos dicho, se intensificó cada vez más y más de modo que ya en 1713 Herviex de Chanteloup relacionó 29 variedades criadas en Francia, con indicación de que la cria de canarios estaba ya entonces muy extendida en este pais, lo mismo que en los países vecinos. Actualmente se conocen en España, además de las de la tierra o silvestres, las siguientes variedades de canarios: amarillos, (intensos, nevados y mosaicos), verdes (intensos-«junquillos», y nevados), gris común-«pizarra» y gris-azul, bronces (intensos, nevados y mosaicos), ágatas, brunos (canelas), isabelas, blancos dominantes, blancos recesivos, marfiles, opales, rabinos, Lutinos, albinos, satinés, «alas grises», pasteles, pios, moñudos, etc.
Por otra parte, al haber sido hibridados todas estas variedades de canarios con un pequeño fringílido sudamericano, el Cardenalito de Venezuela (Spinus cucullatus) de intenso color rojo carmin, los canaricultores modernos han logrado introducir este color en los canarios domésticos actuales, sin perjuicio de su diseño ancestral.
A estas variedades de canarios de color como le denominan los canaricultores, han de sumarse otras tres variedades originadas en España y seleccionadas del canario ancestral de las islas, como son el canario «Timbrado Español» (variedad de bellísimo canto), el canario de «Raza Española» (variedad «miniatura» de fantasia) y el «Giboso Español» (variedad de «postura»).
Existen, sin embargo, otras muchas variedades de canarios actualmente cultivadas en todo el mundo, las cuales si bien provienen todas del mismo tronco (el canario silvestre) ofrecen grandes diferencias entre si con motivos de rigurosas selecciones genéticas. Asi tenemos el canario de canto «Roller del Harz» (seleccionado en Alemania), el canario de canto «Malinois» (seleccionado en Bélgica), las razas inglesas de «Lizard», «Yorkshire», «Norwich», «Border», «Lancashire» «Fife Fancy», etc.; las razas de canarios rizados, como el «Rizado de Paris», «Rizado del Norte», «Rizado del Sur», «Gibber Itálicus», «Giboso Español», «Paduano», «Milanbianco», «Rizado Suizo», etc. Otras muchas variedades de canarios, domésticos poco conocidas, aún se van originando en Europa, América y Japón, habiéndose extinguido, a lo largo de los siglos, otras variedades, de las que poco o nada, escrito nos ha llegado a nuestro dias.
Se ha tratado de conseguir por medio de selección e hibridaciones, sin resultado hasta hoy, canarios negros, aunque hay tratadistas que recogen afirmaciones en el sentido que algunos canaricultores lograron canarios de este color. Parece que estamos ante una leyenda más. Pero no descartamos que por cruces y alimentos adecuados, y con la colaboración de canaricultores y de especialistas en genética, podamos ver aún nuevas variedades de este maravilloso pájaro modelable...
Pájaros domésticos seguramente alegraron con su presencia las viviendas del hombre desde la Edad de Bronce. Sin embargo, como acabamos de ver, el símbolo auténtico de los pájaros de jaula, el canario, no apareció en Europa hasta el siglo XV, y su cría en masa y consiguiente industrialización se efectuó sólo a partir del siglo XVI. El canario ha mostrado una capacidad de adaptación y plasticidad semejantes a la del gallo de la jungla o a la de la paloma bravia, y su crianza selectiva ha producido, como acabamos de ver, muchas variedades de color y forma. Hasta la primera Guerra Mundial, el canario fue el soberano de los pájaros de jaula; pero desde los años veinte de este siglo le hace una gran competencia el periquito. Lo más probable es que los millones de periquitos que viven en cautividad superen hoy las bandadas de sus hermanos todavía silvestres, lo mismo que los millones de canarios enjaulados superan muy ampliamente los más o menos 100.000 ejemplares que hoy viven libremente en Canarias, a los que hay que añadir los de Madeira y Azores, muchos menos en número.
En varios países existen leyes que prohíben enjaular aves del territorio propio; pero, a pesar de estas leyes, diariamente aumenta el número de aves que viven en cautividad. Los ornitólogos, y cada vez más y más grandes sectores de amantes de las aves, que quieren ver cómo viven, prefieren verlas en su medio natural, en su manera de desarrollarse y evolucionar en libertad. Desde aquí, en nuestra modestia, nos pronunciamos por el mismo punto de vista.
Un pequeño fringílido sudamericano, el Cardenalito de Venezuela (Spinus cucullatus),ha sido el origen de toda una gama de nuevas Variedades de Canarios, los "rojos", pues el cruce con la hembra Canaria, proporciona híbridos fecundos (los "F1") que transmiten el vivo color del Cardenalito a sus descendientes. (Foto J. Moreno).
Ingleses, holandeses, belgas e franceses fueran en el pasado los "creadores" de buen número de "razas" de Canarios de "postura" y de "fantasía". En la foto de H. Müller, un Canario "Gloster Fancy Corona".
Antes de terminar este resumen apretadísimo de nuestras investigaciones acerca de las noticias bio-históricas del canario, queremos añadir que nuestro pájaro, en su historia europea, pero especialmente en su historia francesa, logró atraer la atención de numerosos artistas, quienes por medio de la pintura y de la poesía eternizaron su belleza.
En el «Mercure Galant», revista francesa, en 1678, se puede leer el siguiente madrigal:
Je vins exprès de Canarie
Pour le service de Sylvie.
Je la servis fidèlement
Et cette nymphe estait si belle.
Que je ne chantai que pour elle
Et pour ses amis seulemente.
En et «Volière des Dames», editado en Paris, en 1816, se lee este otro:
Muse, chante avec moi son port plein de noblesse,
Son air plein de candeur et mêlé de finesse;
Les doux feux de ses yeux ennemis du sommeil,
Son plumage semblable au plus brillant vermeil.
L'éclat de sa blancheur à propos ménegée,
Son panache pompeux, sa taille dégagée.
Y el autor inglés William Kidd dijo (traduzco):
... Es la diversión de nuestras señoras, la alegría y el consuelo de la modistilla. Proyecta su rayo de oro y un poco de música sobre los ajuares pobres- Suprimir el canario seria arrebatar una distracción inocente a las familias pobres que, bajo su techo triste, tienen la necesidad de oír cantar a una de las voces de la Naturaleza.
Los pintores representan, por lo común, a nuestro pájaro en color de oro, dócilmente posado sobre la mano de una hermosa dama, en la que reemplaza a la rosa tradicional. Entre otras, hay una bella pintura de Jean-Baptiste Vanloo (1684-1745) que nos presenta a Madame de Prie, amante del duque de Borbón, ministro de Luis XV. Jean Michel Moreau el Joven (1741-1814) hizo más tarde, sobre esta pintura, un grabado sobre el que escribió este cuarteto:
Sur voire belle main ce captif enchanté,
De l'aille méprisant le secours et l'usage.
Content de badiner, de pousser son ramage,
N'a pas pour Hre hereux besoin de liberté.
Jean-Baptiste Greuze (1725-1805) asocia el canario al rostro delicado de su esposa, su modelo favorito; y Lavreince, pintor de escenas galantes, nos presenta una joven belleza desnuda de ropas con un canario bien vestido de plumas. Un cuadro encantador de Louis Léopold Boilly (1761-1845) nos da a una joven señora y a su sirvienta escuchando, al mismo tiempo que al canario familiar, a un organillo mecánico para adiestrar canarios.
Los criadores italianos también han seleccionado varias "razas" de Canarios rizados. En el año 1951 fue reconocido el estándar técnico, junto con su Planilla de enjuiciamiento, del Canario "Gibber itálicus", cuja foto, de Francisco Aparicio, presentamos aquí.
Desde los tiempos de Juan de Béthencourt, conquistador de las Islas Canarias, hasta nuestros días (1404-1982) han transcurrido 578 años, que son los mismos que de existencia tiene una ciencia-arte-deporte-pasatiempo- llamado CANARICULTURA, cuyos fines no deben ir mas allá de lo que nos sugiere esta imagen. (Foto: J. Moreno).
Los diseñadores ceramistas adoptaron, a su vez, el canario amarillo como tema, e hicieron muy graciosas porcelanas; al comienzo del siglo XVIII las manufacturas de Vincennes produjeron piezas fascinantes que se han hecho muy raras y son hoy muy buscadas por los coleccionistas, en las que el canario aparece generalmente colocado dentro de un entorno natural, a menudo sobre una rama.
Muchos canarios, durante la Revolución Francesa, cambiaron de dueño. Pero, ricos o pobres, todos los amaban. Desgraciadamente, aunque el canto del canario alegra el corazón de los hombres, no se puede decir que los mejore. Se cuenta que el siniestro Marat preparaba sus listas para la guillotina mientras escuchaba el gorjeo de su canario favorito...
Una nota final. ¿Quién dio nombre a quién: las Canarias al pájaro, o el pájaro a las Canarias, como ya duda, literariamente, el Padre Antonio Franco en su Vida de Anchieta? Aunque no podemos detenemos ahora en este punto, que tenemos estudiado históricamente, con abundantes referencias, en otro lugar, la cuestión hoy no admite duda; el canario recibió el nombre, al llegar a Europa, de su pais de origen, como ya registra Von Gesner en 1555. De la misma manera que el champán, el jerez o el oporto se llaman asi por el lugar de su procedencia, la buganvilla por el naturalista que la dio a conocer, la tela nanquin por la ciudad china del mismo nombre, etc.
Como anécdota, puramente literaria, digamos que hay quien ha dividido a los habitantes de Canarias en dos clases. En la primera, de acuerdo con la etimologia recibida, el nombre procede del latin canis «perro», y produce a los canarios que ladran. La otra, que tiene como epónimo a nuestro pájaro universal, es la que da origen a los canarios que cantan... Cuique suum!
Juan Régulo Pérez
EDICIONES DEL EXCELENTISIMO CABILDO INSULAR DE GRAN CANARIA - 19