Iniciado por
Miguel Obeso
Es cierto que Drove en la serie de artículos publicados en 1962 comentando el Código de Timbrado acepta, algo a regañadientes, la presencia de timbre metálico en el repertorio de la raza que empezaba a desarrollarse, distinguiendo este timbre de los entonces denominados “intermedio y profundo”, para él absolutamente inaceptables. Yo prefiero, sin embargo, el artículo publicado en 1961 con el título “Justificando una opinión sobre el canario llamado Timbrado Español”, mucho más breve pero, para mí, de mayor consistencia técnica. Dice Drove:
“Los rulos, en cambio (léase Timbres altos, medios o graves, según el Código) solamente son propios y dominantes del canario Roller, y de muy pocos pájaros silvestres (…)”
“Si al concebir la nota de Timbres, se creyó que el efecto acústico del repiqueteo del timbre eléctrico definiría mejor la denominación adoptada, no debemos ignorar que un rapidísimo repique (valga la redundancia) de 20-35 veces por segundo sobre un material cualquiera: metal, madera, etc., produce asi mismo redobles o rulos, de distinta altura de sonido (tono), cuyos golpes de percusión representarán a las consonantes de la composición fonética, y las vocales a la resonancia del material afectado por las percusiones, percibiéndose un redoble de movimiento continuo regular, en el que la vocal será variable de acuerdo al material empleado. Así, en el cristal y metal percibiremos un sonido en i, enl a madera y cartón, en o y u, e incluso en e y ei, si el material utilizado es inadecuado o defectuoso (madera agrietada, por ejemplo), produciendo asi mismo redobles puros, pero de sonidos imperfectos y, por tanto, menos agradables: ririri... rorororo... rererere... reireireirei...
Debemos aceptar, sin duda alguna, que los llamados "Timbres" en el Código son Rulos por mucho que queramos enmascararlos con durezas de expresión y vocalizaciones poco agradables, pues siempre poseerán el carácter rodado que permite reconocerlos como lo que verdaderamente son.”
Vemos como, con buen criterio, no hace distinción entre los actuales timbres continuos (timbre metálico) y las rodadas: todos son rulos y todos ellos deben ser evitados en el canto de la raza cuyo Código se pretendía desarrollar.
Llama la atención la sutil, pero importante, diferencia de criterios entre ambos artículos. Yo creo que el primer artículo, el de 1961, establece realmente su punto de vista sobre el particular, matizado en el de 1962 por razones pragmáticas: parecía razonable empezar la selección hacia el modelo de canto perseguido limitando primero el papel de las notas continuas, ya que los ejemplares puramente discontinuos debían ser escasísimos en la época e insuficientes para un trabajo serio. Pero incluso en el artículo de 1962 deja entrever cual es su objetivo final al hablar de unos ejemplares ganadores en un concurso madrileño:
“Como lo hice con los buenos aficionados de Oviedo, quiero insistir ahora cerca del criador de este canario campeón, el buen amigo don Pedro Rico Castillo, para que elimine de sus crías todo vestigio de ruladas guturales, incluso el Timbre rulado (Timbre metálico en el Reglamento), el cual, aunque admisible en el canto del País por no ser básico del Roller, su cultivo introduce dificultades en la pureza de las modulaciones linguales: notas de Agua, Cloqueos y Floreos (Flautas) que son las notas básicas que con mayor empeño debe estimular.”